En el día de ayer, realizamos la disección de un pez óseo: una trucha. Comenzamos, en parejas, abriendo una pestaña, cortando desde el ano hasta la apertura del opérculo. A continuación realizamos dos cortes verticales en los extremos prestando gran atención a no dañar la vejiga natatoria. Finalizamos la pestaña uniendo los nuevos puntos. Así quedó despejada la cavidad interna del pez.
Utilizando los dedos procedimos a separar el intestino, esófago y estómago, es decir el tubo digestivo. repetimos el procedimiento con la vejiga natatoria. Para separar estos y los demás órganos del animal sin causar más daños, cortamos parte del opérculo y carne de los alrededores de la cabeza, a los que estaban adheridos. En este proceso encontramos el corazón, que creímos estaba destrozado. Junto con el tubo digestivo nos hicimos con el hígado y el bazo, que usamos adecuadamente. Llegando al final en la cavidad ventral del pez, separamos el riñón, situado en la parte dorsal.
Por último, extrajimos uno de los ojos y la lengua. En la siguiente imagen están presentados los productos principales de la disección.
Matías y Nicolás