La semana pasada en el laboratorio, estuvimos tratando de preparar un frotis sanguíneo con nuestra propia sangre, lo cual despertó el interés entre nosotros, aunque también cierto temor por el hecho de tener que pincharnos.
Llegamos al laboratorio muy emocionados ante la nueva práctica propuesta y toda nuestra alegría se esfumó en el momento de pincharnos el dedo con la lanceta.
Una parte del grupo lo hizo sin ningún tipo de miedo, mientras otras personas nos lo tuvimos que pensar varias veces antes. Al final todos los grupos consiguieron obtener su muestra.
A continuación, procedimos a realizar el frotis.
Una vez que teníamos la gotita de sangre en el portaobjetos, y con la ayuda de otro, la extendimos sobre éste para más tarde observarla al microscopio.
Después, echamos unas gotas de alcohol para fijar la sangre al portaobjetos y que al echar los pigmentos no se fuese.
La primera vez que realizamos el frotis, no añadimos alcohol, lo cual supuso una crisis en nuestro grupo, ya que esto suponía que o mi compañera o yo, debíamos pincharnos otra vez, lo cual ni a ella ni a mi nos hacia ninguna gracia. Finalmente me tuve que pinchar otra vez.
Después de esta crisis, repetimos otra vez el mismo proceso, pero esta vez añadimos las gotitas de alcohol. Una vez que el alcohol se había evaporado, añadimos una gotitas de hematoxilina que dejamos actuar durante quince minutos. Una vez que habíamos retirado con agua el pigmento sobrante, añadimos eosina que actuaba en un minuto.
Una vez que habíamos finalizado todos estos pasos, ya teníamos nuestra muestra lista para observar en el microscopio.
Fuimos observando la muestra con diferentes aumentos y los resultados obtenidos fueron los siguientes:
Esta imagen fue tomada con el objetivo de 10 aumentos y si tenemos en cuenta que la cámara tenía 2o el resultado final es que la imagen fue tomada con 200 aumentos.
En la imagen podemos ver los glóbulos rojos aunque desde una distancia considerable. Se puede ver como algunos tienen una zona más clara hacia su interior, esto es debido a la forma cóncava que presentan los eritrocitos.
Esta es otra imagen de la misma muestra de sangre.
A diferencia de la otra, esta está tomada con 800 aumentos por lo que se pueden a preciar mucho mejor la concavidad que presentan.
En esta imagen no fuimos capaces de apreciar ningún glóbulo blanco aunque sabemos que estos son los que tienen núcleo, mientras que los eritrocitos carecen de él.
Tanto a mi compañera como a mi, esta práctica nos ha gustado mucho a pesar de haber tenido algunos momentos de tensión cuando tuvimos que pincharnos. El hecho de poder observar células de nuestro propio cuerpo nos ha parecido realmente interesante.
Lucía García y María Pumares
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